martes, 10 de septiembre de 2019

Broken fragments of quantum being


Seis días podrían haber pasado ya y yo sigo con la maldita camisa blanca y cuadros rojos. Estoy tan cansado que ya no me importa si es hoy o mañana mi ultima oportunidad de ver el sol, respirar el fresco y volverte a ver o incluso si es hoy que dejo de ser y sobre todo ya no me importa si es con esta maldita camisa puesta. 

Fragmentos de mi existencia pasada recorren mi ser y pareciese que lo que queda hoy de mi, no es solo mas que un vago recuerdo de un niño risueño, travieso, inocente que todavía le alcanzaba el corazón o tenía la suficiente ignorancia para soñar con cambiar el mundo. Y heme aquí, habiendo pasado quién sabe cuantas horas, días o semanas en este mismo lugar, privado de mi libertad y mis derechos fundamentales. 

La existencia se convierte relativa y el reflejo de respirar, es solo eso, un reflejo de mi instinto primitivo de supervivencia pero la realidad es que mi consciente ya ha dejado de luchar. Nunca imaginé que un negocio con mis socios de confianza me traería a este final. Si tan solo te hubiese escuchado, sería mediocre pero quizás, quizás feliz y sobre todo vivo. Ellos me traicionaron, mi dinero les llamó y ahora con todo y rescate no hay esperanza de volverte a ver. 

Ni Dios, el karma, la energía o el destino tenían decidido esto para mi, pero mi necedad me impulsó a querer tocar el sol, probablemente con la intención subconsciente de volar con mis alas de cera para lograrlas derretir y poderme quemar con tal de no llegar a viejo. Todo se desvanece y vuelvo a dormir. 

Un fuerte estruendo me despierta, dos y luego muchos mas. Pasos se acercan hacia el pequeño cuarto en el que me encuentro, escucho el click del seguro, el rodar de los candados adicionales en la puerta y silencio, solo silencio. Minutos después se escucha el ruido de un motor que parece alejarse. No entiendo que está pasando o si en realidad está pasando. Pasa una cantidad de tiempo indeterminado y la única constante es el silencio, estoy completamente solo. 

Qué tan probable sería que un evento totalmente aislado a mi situación podría regresarme la curiosidad de existir fuera de ese cuarto y sobre todo de no morir con esta camisa puesta? Comienzo a forcejear las cuerdas que me mantienen atado y desconozco si es sudor o sangre lo que me quema al rosar la cuerda en mis muñecas y tobillos pero ya mi atención se ha puesto en esa falta de ruido que podría indicar que estoy solo, y que solo estas cuerdas me detienen de volver a sentir el mundo una vez mas.

De nuevo el instinto animal hace que me escape de estas cuerdas, me es difícil caminar por lo que gatear es mas efectivo. Mis miedos son derrotados por algo que no respeta inteligencia, la esperanza y es ésta la que me empuja a querer abrir esa puerta. La luz penetra el último rincón de mi cerebro y poco a poco comienzo a armar el rompecabezas de lo que mi vista me está mostrando. Me percato que lo único que queda son mis captores indefensos y no solo eso, inertes. 

Mis ojos siguen enfocados en tratar de comprender esta fotografía tan rara y poco a poco mi esperanza se convierte en realidad, me duele la cara y es por que estoy sonriendo. Voy a vivir. 

Busco la salida y la vida se vuelve de colores una vez mas. Lo primero que veo es ese cielo azul limpio, único y característico de mi tierra. Después árboles altos y frondosos que parecen ser unos de mango y otros eucaliptos, escucho uno de los regalos de la vida, pájaros cantando y agua corriendo. Abajo de los árboles hay mucha ojarasca, ardillas, lagartijas y hasta un perro disfrutando de la sombra de los árboles. No hay otras casas ni personas, solo un camino marcado por la falta de ojarasca o pasto que lleva hasta un cerco naranja y luego se pierde en el horizonte. He estado encerrado aquí pero en este momento no me quiero ir, hay tantos regalos sin mérito e irremplazables que me hacen sentir pena por no haber logrado percatar todo lo que tenía sin merecerlo y sin luchar por ello. 

Orientado por mis oídos, llego a esa agua que escuchaba correr. Es un arroyo pequeño y natural. Mi mortalidad me distrae de tanta belleza y recuerdo que necesito tomar agua. Usualmente usaría mis manos para tomar agua pero decido sumergir no solo la cabeza si no todo mi cuerpo completo, recibiendo tanta paz como cuando estaba en el vientre de mi madre. Es ahí cuando decido que no me importa la situación que me ha traído aquí, solo me importa el poder apreciar ese tanto que yo había ignorado por tener más... y es aquí donde decido que no se quiero en mi futuro, solo se que no quiero morir con esta maldita camisa blanca de cuadros rojos... Me subo a ese auto gris con la llave inteligente dentro y me encuentro de regreso, dedicado a volverte a ver. 


Abril, 2018

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