-ligas negras de hule aprietan fuertemente mis muñecas, dicha posición lastima en exceso a mis hombros. Se entumen mis dedos, estar tanto tiempo sentado en ellos hace que los olvide, a la vez los recuerde como piedras clavadas en mi espalda.
-Tanta oscuridad me permite pensar, temer. El tiempo es relativo, las voces de afuera son conocidas, la misma canción se repite una y otra vez para impedir que los escuche.
-Acabo de descifrar que no logran contactar a nadie, que quizas no se me pueda sacar dinero, que no valgo la pena. No se cuando fue la útlima vez que comí o tomé agua. Nunca imaginé rogarle a Dios para que esa cucaracha pasara cerca de mi boca.
-El único indicador que tengo para saber que sigo con vida, es el dolor inmenso en mi estómago. Ya no sé que es real, ya no se si es un juego, si ya pagaron por mi, si hoy por fin me van a dormir.
-Me desconecté de éste mundo, me imagino en el jardin de la casa de mis abuelos, estoy sembrando flores, mastuerzos para ser mas específico. Comiendo mango y platicando con todos. Lo único que me regresa de vuelta es la horrible y tediosa musica con notas discordantes del exterior del ropero en donde estoy.
-No entiendo como nadie ha llegado a tocar la puerta de la casa. Me resulta increible ser tan invisible para todos. Si tan solo mi vecino tocara la puerta, se daría cuenta del mal aspecto que deben tener mis carceleros. Me siento tan trivial.
-He decidido no morir, me iré a un lugar mas blanco, al aire libre. éste ropero no detendrá mi vida. Por dentro no estoy en la miseria del exterior. El hedor a heces se convierte en flores. Estoy en un lugar completamente abierto, en un largo valle tupido de pequeñas flores amarillas, mi familia, mi mujer, mis mascotas. Todos reimos y gozamos, reimos del otro yo que está encerrado todavía.
-Dicen que llega la afi y el ejército. Mi madre nunca se dió por vencida. Aun que no sabía mi dirección actual, nunca se detuvo. Contactó a viejos amigos, vendió todo, contactó a los policías que sabían de dichos movimientos de la banda, lo hizo todo, lo dió todo.
-Ella me abraza, yo no me doy cuenta que he salido de ahí, no me doy cuenta que ese viejo olor y profunda oscuridad no están. Sigo en la inmensidad de las flores amarillas, la abrazo dentro de mi mundo, estoy feliz.
Hay días que lo real es tan surreal, que no sé si lo real es real.
